9.1.13

¡A dormir!

¿Cómo habéis dormido hoy? ¿Y vuestros peques? ¿Estamos de buen humor y con ganas de empezar el día? Dormir bien es muy importante. El hábito del sueño, es una rutina tranquila y constante, que enseña a tu hijo la transición entre el movimiento del día y la calma de la noche. 



Os proponemos unas pautas para hacer de este momento, un momento especial, cálido y acogedor:
  • Establecer una hora, cuanto más temprano mejor, y un lugar (su cuna o su cama). Si se les enseña desde pequeños que hay que dormir en su cama, se está fomentando un apego seguro, sabrá que es el momento de descansar y renovar energía, igual que sus papás, que estarán allí al día siguiente para continuar jugando, paseando, etc. 
  • Establecer señales que hagan patentes la rutina: Nos ayudarán un baño de agua calentita, ponerse el pijama, cenar y hacer actividades calmadas. Unas dos horas antes es importante ir abandonando la actividad normal para dar paso a un reposo gradual. 
  • Ambiente agradable: Su habitación tiene que ser acogedora con buena temperatura. Es importante dejarle que duerma con su peluche. Ese peluche simboliza el paso entre estar con su mamá a estar “sólo”. Por tanto, le dará seguridad y favorecerá que esté más calmado y contento para conciliar el sueño. 
  • Ya en su habitación, dedicarle un ratito a escucharle, o hablarle del día de hoy que ya se está acabando y dará paso a un mañana lleno de novedades. También podemos leer un cuento, escuchar música calmada e incluso enseñarle a relajarse. 
  • La oscuridad es muy importante, porque nuestro cuerpo lo asocia a descansar y se relaja (se puede permitir una lucecita pequeña dentro de la habitación, o la luz del pasillo encendida hasta que se duerman). Así por la mañana con la luz del día, le estamos diciendo a nuestro cuerpo que se despierte y se active. 
  • Los alimentos influyen en el dormir, preparemos a nuestros peques una cena ligera y saludable, evitando, por ejemplo, alimentos ricos en azúcares, ya que hacen que nuestro cuerpo se mantenga activo y alerta. 
  • La actividad física que hagan durante el día, les ayudará a dormirse más rápido y mejor. Eso sí, evitarla antes de ir a dormir. 
  • Habrá veces que reclamará nuestra atención, pero no hay que ir siempre que llore o se queje, hay que estar atentos e ir sólo cuando veamos que es importante. 

Todos estos pequeños consejitos funcionarán mejor si los padres muestran una actitud también de seguridad y tranquilidad.

El sueño tiene influencia sobre nuestro temperamento y nuestra salud, así como también en el crecimiento de los más peques y la asimilación de los aprendizajes.

¡Así que a dormir bien! Nuestros hijos nos lo agradecerán al día siguiente con una sonrisa y nosotros más aún.


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