24.4.13

Las famosas pataletas

Vía Penélope Ilustradora

¡Pataleta a la vista! ¡Qué hacemos? ¿¿Nos ponemos nosotros también en el suelo y lloramos todos?? Pues a veces sería una solución... ;)

Y es que, después de un “no” la frustración puede que acabe en rabieta...

Y la verdad es que, pequeños niveles de frustración son recomendables, tienen que aprender a diferenciar entre el deseo y la realidad. Por tanto no les demos todo hecho, se tienen que equivocar y comprender que las cosas no siempre salen bien o perfectas o como ellos creían. Es por ello que es muy importante evitar la sobreprotección y la permisividad.

Igualmente, muchas de las rabietas se pueden evitar manteniendo una buena organización del día a día y controlando los límites de la frustración de nuestros peques (¡Y de la nuestra!): Por ejemplo, al prohibirle algo que le guste mucho, hacerlo con mucho tacto o en una situación que vemos que se está enfadando hacer la “vista gorda” sino hace exactamente lo que le hemos pedido.

Pero… ¿Qué tendríamos que hacer delante de una pataleta?

  • Mantenerse firme será la mejor manera de ayudarle a superarla. Hay una teoría “la trampa del refuerzo negativo” que habla precisamente de esto: Estamos en una tienda “¿mamá me compras un caramelo?” Si ante nuestro “no” empieza la pataleta y compramos el caramelo para que el niño pare... Le hemos enseñado que la próxima vez basta con llorar y patalear para conseguirlo.
  • No discutir con él, no subir el tono de voz y controlar nuestra cara de enfado (Las pataletas no son buenas ni para el adulto ni para el niño).
  • Inténtalo calmar acariciándolo, aunque hay algunos niños que el contacto físico puede enojarles más y es mejor dejarles que se calmen solos.
  • No hay que castigar por una pataleta, simplemente y por muy incómoda que sea la situación, hay que ignorarla, la pataleta, no al niño. Ya que es la conducta en sí la que desaprobamos. Tiene que ver que enrabiarse no le trae nada, ni de bueno ni de malo.

Y un tema que a mi me parece importantísimo, ¡Empatizar con nuestro hijo! Es decir reconocer sus sentimientos, ponerle palabras a lo que ellos están sintiendo hará que se sientan comprendidos ¡a pesar de la rabia de no conseguir lo que tanto quieren!


“Ya sé que estás triste porque no te he dejado comer chocolate”

“Estás enfadado porque nos tenemos que ir y a ti te gustaría estar más rato”

“Me doy cuenta de que no te ha gustado que no te deje ver la tele”.

 
…Y es que, educar es también hacer que crezcan seguros de ellos mismos. 
 
Vía Penélope Ilustradora
 

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